Nuestra historia de hoy tratara sobre el pequeño Carlos que nació ciego, pero eso no es razón para que no se la pase “pipa” el resto de su vida.
Los padres de Carlos lo apoyaban y forzaban que a pesar de contar una debilidad él la podía convertir en una fortaleza, cuestión por la que Carlo no se desanimaba de su incapacidad, sino le servía para que el mismo pudiera percibir su propio mundo junto con sus amigos y su mascota silueta (que era un gato, pero él lo conocía a la perfección por tocarlo y distinguirlo entre otros fácilmente) pero como nunca vio la imagen de un gato él se lo imaginaba como una criaturita peluda, pequeñita que hacia miau para comunicarse con él.
Carlos acompañado de su bastón salía a jugar al jardín que tenían sus padres en el patio trasero de la casa, donde percibía el viento que él creía que era el soplo de un gigante (desde pequeño sus padres fomentaban su imaginación contándoles cuentos antes de dormir y cualquier duda que les preguntaba Carlos ellos se la contestaban) Carlos tenía como juguetes pequeños bloques de madera, pero para él no era ningún impedimento, gracias a su imaginación esos bloques se convertían en cualquier cosas que el deseara y tenían el uso que el deseara.
Cuando pasaba sus manos sobre las plantas y las flores, se imaginaban que eran látigos, como las manitas de la tierra que salían para saludar a las personas y que necesitabas echarle agua para que su brazo saludara a personas más altas.
El no tenía miedo de andar solo ya que decía que el soplo del gigante le decía por dónde ir, que tenía la capacidad de entender lo que decía así que sus padres no tenían preocupación cuando regresaba del colegio.
A pesar de ser ciego sus amigos los estimaban mucho porque el tenia otra perspectiva sobre sus ocurrencias y daba respuestas que nadie de ellos hubiera pensado.
Un día la madre de Carlos le encargo que fuera por unas cuantas verduras a la tienda de la plaza. Él cómo niño bueno fue por el encargo de su madre a la tienda de la plaza.
Carlos:- Muy bien amigo gigante necesitares que me guíes hacia la plaza por favor.
Carlos se quedaba inmóvil hasta sentir la presencia del viento y con el dejarse conducir por el camino hacia la plaza. Carlos mientras caminaba se imaginaba que el día era bonitos, soleado y los brazos saludando en conjunto a las personas que pasan por ahí (Cuando en realidad el clima estaba nublado, algunas flores estaban marchitas y pasaban ráfagas de viento frio)
Carlos no escuchaba a nadie pasar por los caminos hacia la plaza, pensando que a lo mejor estaban muy cansados y prefirieron tomar una siesta (pero en realidad solo era cuestión para que lloviera).
Ya al llegar a la fuente de la plaza que se encuentra enfrente de la tienda, Carlos escucho a un hombre llorar, el niño se acerco a él y le pregunto:
Carlos:- ¿Qué le pasa señor?
El hombre:- Estoy triste niño, porque he practicado mucho y fuertemente, pero la melodía de mi violín no quiere salirme, solo hace ese chillido en la segunda estrofa y siempre pasa lo mismo.
Carlos: – ¿Sería tan amable de tocar para mi señor?
El hombre tomo su violín y lo empezó a tocar, pero volvía a hacer el sonido del chillido y esto frustraba al hombre.
Carlos: -Al parecer señor usted no escucha las notas, ellas gritan por que usted no las toca con delicadeza, las notas son unas señoras que trabajan en conjunto para cantar una melodía, pero si las toca fuerte ellas gritaran, pero en cambio si es delicado con ellas su sonido de canto será dulce.
El hombre escucho atentamente las palabras del niño y volvió a intentar. Se tranquilizo cerró los ojos e imagino que las cuerdas de su violín eran unas bellas damas, mientras que el arco era un caballero que las sacaba a bailar y como buen caballero debes de ser cortes con las damas y también a cada dama le toca una pieza de la canción.
El hombre con los ojos cerrado (el ya conocía las notas de la melodía a la perfección) pero esta vez fue delicado con las damas y estas como respuesta de su cortejo cantaron la canción completa, el hombre sentía que por fin el arco y las cuerdas se habían enamorado, el arco era un hombre muy duro, pero ahora es un hombre gentil y suave.
Al abrir sus ojos el hombre se asombro por fin de varios intentos completo la melodía sin ningún error ni sonido chilloso.
Hombre: – Muchas gracias niño no sabía que lastimaba a las señoras, eje… digo cuerdas de mi violín.
Carlos: – No señor mas bien las gracias son para usted por dejarme presenciar ese bello baile, del caballero con las damas, él por fin comprendió que a una dama se le trata con delicadeza y dulzura.
El hombre se perturbo porque se preguntaba cómo fue capaz de sentir lo que el imagino al tocar la melodía en su violín. Como agradecimiento el acaricio la cabeza del niño y se fue sonriendo diciendo: – Sabes niños gracias a ti por fin comprendí como debo de tocar mi instrumento, hicistes parecer que un curso de años no es nada si no se comprende el cómo hacerlo bien. Practicaba y practicaba de la forma común, pero nunca se me ocurrió la manera que tú me hicistes pensar. ¡Ahora mi caballero tiene que seducir a unas bellas damas y ellas amaran bailar con él!
Carlos se dirigió a la tienda, consiguió el encargo de su madre y se fue a su casa de nuevo. Días después mientras Carlos jugaba con sus amigos afuera de su casa, sus padres estaban viendo un programa de músicos donde aparecía el hombre que ayudo diciendo lo siguiente:
-Apreciados colegas músicos, hace algunos días gracias a un pequeño aprendí que si no se toca con amor y cariño, jamás enamoraras con tu música por más que lo intentes. Ahora mis damas están perdidamente enamoradas de mi caballero pero descuiden no es un mujeriego sino un amante que nunca traicionar a su damas y están es su pista de baile (se refería al cuerpo del violín) y si no es mucha molestia me gustaría que cierren sus ojos e imaginen este gran baile.
La gente que veía el programa cerro sus ojos y cuando tocaba sus melodías notaban cada cuando el caballero cambiaba de dama y que tan dulce era con ellas. Después de tocar dijo: – Si me estas escuchando niño, que jamás te pregunte tu nombre, recuerda que gracias a ti mis damas consiguieron al mejor amante para ellas.
Carlos aunque estaba afuera alcanzo a escuchar la melodía que provino de la televisión y no hubo necesidad porque el sintió como las damas con el caballero se posaban ante él para darle las gracias.
Carlos se detuvo un rato de jugar y dijo en voz baja: – La música se escucha sintiéndose con el corazón y es fácil captar cuando está hecha con amor y sentimiento; así que no hay duda el porqué enamora a los demás, el truco esta en compartir con los demás los sentimientos que mas los hacen felices siempre siendo honestos con ellos.
-Como cuando el soplo del gigante me dice que gire a la izquierda o vaya recto, me alegra que ese caballero por fin comprendiera y quiera a sus compañeras de baile.
Carlos sonrió y volvió a jugar con sus amigos.
Fin.
Reflexión Extra:
Dueños de las imagenes utilizadas:
imagen de cabecera: #geralt (en verdad que buenos trabajos hace este señor)
imagen de cuerpo: #Lorelyn Medina (crea buenos vectores)